EL CASO DE LOS CANGREJOS SAMURAI
Esta semana hemos comentado un caso curioso para poner en práctica nuestros conocimientos sobre la teoría de la evolución: el caso de los cangrejos Haike. Carl Sagan lo explica así:
«Supongamos que entre los antepasados lejanos de este cangrejo surgiera uno con una forma que pareciera, aunque fuera ligeramente, a un rostro humano. Incluso antes de la batalla de Danno-ura los pescadores pueden haber sentido escrúpulos para comer un cangrejo así. Al devolverlo al mar pusieron en marcha un proceso evolutivo: Si eres un cangrejo y tu caparazón es corriente, los hombres te comerán. Tu linaje dejará pocos descendientes. Si tu caparazón se parece un poco a una cara, te echarán de nuevo al mar. Podrás dejar más descendientes. Los cangrejos tenían un valor considerable invertido en las formas grabadas en sus caparazones. A medida que pasaban las generaciones, tanto de cangrejos como de pescadores, los cangrejos cuyas formas se parecían más a una cara de samurai sobrevivían perfectamente, hasta que al final se obtuvo no ya una cara humana, no sólo una cara japonesa, sino el rostro de un samurai feroz y enfadado. Todo esto no tiene nada que ver con lo que los cangrejos desean. La selección viene impuesta desde el exterior.Cuanto más uno se parece a un samurai mejores son sus probabilidades de sobrevivir. Al final se obtiene una gran abundancia de cangrejos samurai».
«Supongamos que entre los antepasados lejanos de este cangrejo surgiera uno con una forma que pareciera, aunque fuera ligeramente, a un rostro humano. Incluso antes de la batalla de Danno-ura los pescadores pueden haber sentido escrúpulos para comer un cangrejo así. Al devolverlo al mar pusieron en marcha un proceso evolutivo: Si eres un cangrejo y tu caparazón es corriente, los hombres te comerán. Tu linaje dejará pocos descendientes. Si tu caparazón se parece un poco a una cara, te echarán de nuevo al mar. Podrás dejar más descendientes. Los cangrejos tenían un valor considerable invertido en las formas grabadas en sus caparazones. A medida que pasaban las generaciones, tanto de cangrejos como de pescadores, los cangrejos cuyas formas se parecían más a una cara de samurai sobrevivían perfectamente, hasta que al final se obtuvo no ya una cara humana, no sólo una cara japonesa, sino el rostro de un samurai feroz y enfadado. Todo esto no tiene nada que ver con lo que los cangrejos desean. La selección viene impuesta desde el exterior.Cuanto más uno se parece a un samurai mejores son sus probabilidades de sobrevivir. Al final se obtiene una gran abundancia de cangrejos samurai».
5 comentarios
Mario -
Sancho -
Andres -
Mario -
Sancho -